Además de mantener la infección por VIH bajo control, los fármacos antirretrovirales también pueden afectar a tu cuerpo de otros modos. A cualquier efecto adicional o no deseado se le conoce como “efecto secundario”. Los efectos secundarios más habituales se deben al proceso de adaptación del organismo a un nuevo fármaco. Por lo general, tras unas pocas semanas, estos efectos adversos desaparecen.
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